Adís Abeba ha prohibido la importación de vehículos con motor de combustión, obligando a los conductores a pasarse a vehículos eléctricos en un país que sólo cuenta con una única estación de carga pública.
En enero, el Ministerio de Transporte y Logística tomó la audaz medida de prohibir todas las importaciones de vehículos de gasolina y diésel, obligando así a los conductores etíopes a adoptar vehículos eléctricos. Esta decisión sin precedentes y sorprendente se produce a pesar de que menos de la mitad de la población tiene acceso a la electricidad. Yizengaw Yitayih, un experto en clima del ministerio, explicó que la lógica detrás de una regulación tan drástica era "principalmente una estrategia económica. La directiva tiene como objetivo principal ayudarnos a racionalizar nuestros gastos en moneda extranjera".
Etiopía, con una población de 120 millones de habitantes, se enfrenta a una grave escasez de divisas y está tratando de reducir su dependencia de las importaciones de gasolina y diésel, que se estima que superarán los 6 millones de euros en 2023, según las estadísticas del gobierno. Samson afirmó: “La obligación de que los etíopes pasen a utilizar vehículos eléctricos permite al gobierno alcanzar un doble objetivo: reducir las importaciones de combustible e introducir una política medioambiental con visión de futuro”.